¿Cuáles son los tipos de violencia que puedes experimentar en el transporte público?
Ser mujer no es nada fácil, en especial cuando la violencia está presente en cada aspecto de nuestra vida.
Tanto en lo público como en lo privado, la violencia puede manifestarse de muchas formas. A veces nos hemos acostumbrado a ella que ya nos parece hasta normal cuando nos sucede y muchas veces acabamos echándonos la culpa por “haberlo permitido”
¿Te ha pasado? De seguro ya tienes una idea de a lo que nos referimos. A quién no le han hecho un “piropo” que no tenía nada de inocencia o gracia. De hecho ni fue un halago. El acoso callejero y la violencia sexual en la vía pública cada vez es más visibilizada y penalizada, pero lamentablemente hay muchas personas a las que les cuesta entender que estas formas de acoso tienen un impacto profundo en la vida de millones de mujeres.

Mitos del acoso callejero
El acoso sólo lo sufren las mujeres “bonitas”
Para empezar, no importa lo que te digan, es muy probable que todas las mujeres hayan experimentado algún tipo de violencia de este tipo. ¿Sabías que México ocupa el primer lugar en acoso sexual en la vía pública en toda Latinoamérica?
Muchas veces, quienes cometen estos actos intentan manipular las emociones de la víctima cuando esta se defiende o contesta. Desde frases como “ni estás tan buena” o “deberías agradecer” y cualquier otro insulto hacia tu apariencia física, el objetivo es hacerles creer que más que acoso esto es un acto por el cual deberían sentirse honradas… y pues no lo es.
Si bien es cierto que hay muchas mujeres que se sienten bien con estos cumplidos, en parte es porque lo hemos normalizado a tal grado que nos han enseñado que deberíamos ser felices si alguien decide incomodarnos en la calle, ya que esto quiere decir que somos guapas o atractivas.

Tal vez no tiene sentido para ti pero piénsalo detenidamente. ¿Has notado como medimos a las mujeres por su belleza? Los estándares de belleza se han vuelto incluso imposibles y van cambiando de acuerdo a las normas sociales y a las culturas. Por ejemplo, la delgadez es considerada como un índice de belleza, y muchas personas, en su extrema búsqueda por alcanzarla acaban llevando prácticas o desarrollando enfermedades peligrosas que ponen en riesgo su vida.
La belleza es subjetiva. Sin embargo, decir que el acoso sólo lo sufren las mujeres o las personas “bellas” es una mentira. Por que el acoso no es acerca de belleza, es acerca de poder -como la violencia sexual-. Y ojo, resaltamos que los estándares de belleza ni deberían existir, todas las personas tienen algo que los hace únicos y bellos.
El usar el mucho o poco nivel de atractivo que puede o no tener una persona es una excusa y táctica para minimizar el acoso. Nadie tiene por qué hablar de los cuerpos de otras personas.
El acoso callejero sólo le sucede a personas adultas
Este es otro mito que desgraciadamente es falso. Lamentablemente México ocupa el primer lugar en abuso infantil de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el 2019.
Y es que muchos casos no son registrados, por lo que las cifras podrían ser peores.
El acoso sexual puede estar normalizado entre las mujeres adultas, pero también es una realidad para millones de niñas y niños en el país -y en el mundo-.
No hay que exagerar, fue sólo un halago
La realidad es que no. Hacer un “piropo” es una forma de acoso que cada vez más comienza a ser tipificado y castigado. en distintas partes del mundo -y de México-.
No tienes por qué sentir culpa. El acoso en la vía pública no es algo pequeño y que debas dejar pasar. Y tampoco tienes que sentirte mal si al momento no pudiste contestar.
Contrario a lo que se cree el acoso callejero puede tener secuelas muy profundas en nuestra salud mental y autoconcepto.
Además,. el acoso sexual no siempre son palabras. Muchas veces viene acompañado de miradas lascivas o gestos que te hagan sentir más incómoda o con asco.
Tipos de violencia que puedes experimentar en el transporte público
Como ya lo mencionamos, la violencia está presente en muchos ámbitos de nuestras vidas, y el transporte público no es la excepción. Es por eso que el día de hoy decidimos hacer una lista de las agresiones que tal vez no tenías en cuenta y que suceden en día a día en el transporte -y la vía- público.
Miradas y gestos inapropiados
¿Te ha pasado que estás en el camión o el taxi y de repente sientes la mirada acosadora de algún pasajero o del propio conductor? Lo difícil de este tipo de acoso es que muchas chicas temen decir algo porque piensan que puede ser su imaginación. Es muy fácil tachar a las mujeres de locas que imaginan cosas cuando no hay palabras que confirmen su intención.
Esto no quiere decir que esté bien y que sea tu culpa, al contrario. Las miradas inapropiadas también pueden dejar un impacto profundo en ti y hacerte sentir insegura o generar miedo.
“El compañero” incómodo
¿Te gusta ir del lado de la ventana en el transporte público? Muchas chicas lo evitan pues sienten que están siendo “expuestas” a quedar atrapadas por otro pasajero y a no poderse bajar.
Aunque la persona lo haga sin “mala intención” o quiera “hacer plática” la realidad es que es una sensación horrible y no hay que tomarla a la ligera. No hay nada de inocente en esta práctica, y no es ni romántica ni halagadora.
“Qué bonita/guapa eres”
Aunque puede parecer un cumplido, créenos, ninguna mujer se siente cómoda con un comentario de este tipo y menos cuando proviene de un conductor o pasajero que en su vida habían visto antes.
Como ya lo explicamos, aunque puede parecer inocente y no todas las mujeres son iguales, no es nada cómodo ir en un taxi y que el conductor empiece a darte “cumplidos”. El viaje y la experiencia pueden volverse una plática incómoda.
Agresiones sexuales
Si escuchar comentarios es incómodo, imagínate lo que es que te toquen sin tu consentimiento… por muy pequeño que sea.
Que te rocen la pierna o la cintura, o hasta se te unten son experiencias desagradables con la que las mujeres lidian todos los días y que muchas veces no saben cómo reaccionar. Es por eso que resaltamos que la culpa no es de las pasajeras. Por mucha “preparación” el ser acosada no depende de las víctimas y no hay una estrategia efectiva para evitar el acoso puesto que no es algo que hayas provocado a la fuerza.
El conductor estaba viendo porno
Aunque no lo creas, si pasa y mucho. No es nada agradable y la incomodidad o miedo se incrementa si el conductor comienza a hacernos preguntas inapropiadas, le sube al volumen o comienza a tocarse y a insinuarse sexualmente.
El conductor o pasajero comienzan a masturbarse
De todo lo que hemos mencionado, esta podría ser la conducta que más fácil parece reconocerse como un delito. Ya sea que se exponga ante ti o lo haga cerca de ti, esta conducta sucede con más frecuencia de lo que pensamos. Como ya mencionamos las agresiones sexuales se tratan sobre el poder y no sobre el sexo en sí. Si te ha pasado, de seguro la sensación con la que te quedaste no fue nada agradable y llena de impotencia. En especial porque el miedo de lo que te hagan a continuación puede paralizarte. No te sientas mal, no fue tu culpa. La verdad es que nadie sabe cómo vamos a reaccionar ante una situación de este tipo. O peor aún, que las autoridades decidan no tomársela con seriedad.
Violación
Anteriormente hemos descrito algunos tipos de violencia sexual y muy probablemente esta te vino a la cabeza. En México y en el mundo las agresiones sexuales cada vez son más visibilizadas, en parte por la valentía de mujeres y personas que comienzan a contar sus historias, sin embargo este no es el caso siempre.
Nadie tiene el derecho de tocarte sin tu consentimiento, obligarte a hacer algo que no quieres y mucho menos violentar tu cuerpo. En México se estima que 9 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia en el transporte público. Sin embargo no todas las agresiones terminan siendo denunciadas y mucho menos penalizadas.
En México las cifras de feminicidios han alcanzado números históricos. Se cree que el promedio de asesinadas en México por culpa de la violencia machista van de las 7 a 10 mujeres por día.
Y es que no estamos contando las desapariciones de mujeres, las cuales también pueden derivarse en secuestros por trata.
¿Es posible parar la violencia de género en el transporte público?
La realidad es que es más complejo que sólo denunciar. Y lo primero que necesitamos hacer es visibilizar esas agresiones para que la sociedad se de cuenta que estos comportamientos inocentes no son nada insignificantes, y pueden escalar a otros tipos de violencia.
No hay un grado pequeño o alto. Una vez que normalizamos la violencia comenzamos a aceptar el maltrato y abuso que sufren -en este caso- las mujeres.
Aunque ahora existen iniciativas que promueven los espacios exclusivos para mujeres -como Üibi- todavía nos queda mucho por hacer. Y es una tarea que no podemos seguir postergando.
Para hacer el cambio necesitamos contar con estrategias integrales que tomen en cuenta las experiencias de diferentes mujeres, para que así podamos beneficiarnos todas y no sólo un grupo de nosotras.
¿Has vivido violencia en el transporte público? Cuéntanos en los comentarios.
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